El Real Madrid remontó un nuevo encuentro en el Santiago Bernabéu (3-1), basado en su demoledora pegada en una tarde de poco fútbol, para mantener el liderato firmando pleno de triunfos de local, ante un Sporting de Gijón que se marchó enfadado por decisiones arbitrales en acciones que decidieron el partido.
Se agarra el Real Madrid a la épica en el Bernabéu, alejado del fútbol vistoso de otros duelos, para dar la vuelta a un nuevo partido y transformar en aplausos los silbidos de su afición, con los que castigó la desmotivación de una primera parte para el olvido.
Regresó el conjunto madridista al escenario de una nueva desilusión europea sin reproche inicial en la grada. Acostumbrados a las malas noticias en Liga de Campeones, la afición aguantó 38 minutos de bostezo antes de silbar por una primera mitad de juego sin ritmo y terminar levantándose del asiento por el fútbol eléctrico. Sostenido por impulsos cuando le vienen mal dadas.
Los reproches llegaron por la mala lectura inicial del partido. El 'efecto Bernabéu' no es suficiente como para ganar a un rival sin pelea, y la movilidad de Cristiano Ronaldo hay días que no basta.
Enfrente había un Sporting bien ubicado sobre el terreno de juego. Con el gusto por el balón que impone Alberto Rivera. Al que sólo se le pudo achacar su falta de hambre en minutos de juego sin orden madridista.
Nació frío el encuentro y los mil intentos de Cristiano por cambiar la dinámica no tuvieron éxito de inicio. Su hambre de ganar se transforma en gestos de reproches a sus compañeros, cuando no leen un pase o no aciertan en una acción. Debe modificarlo el portugués.
La acción con Gonzalo Higuaín ante el Lyon desvió los focos de la crítica hacia el argentino. La paciencia de sus compañeros tiene un límite, aunque sea el líder indiscutible sobre el césped.
El ligero dominio local no encontró remate. Un cabezazo desviado de Higuaín (min.8) , un disparo a las nubes de Esteban Granero (m.22) y el remate de más peligro, de nuevo del 'Pipita' que chutó cruzado en carrera (m.32) fueron los avisos blancos antes del primer disparo a puerta. Juan Pablo Colinas ante Cristiano, en una acción tras error de Diego Camacho, de tres para tres, en la que pecó de egoísmo.
El Sporting aguantó el juego de bajas pulsaciones madridista. No se descompuso en ningún momento y sustentado en la calidad de Rivera, asociado con el trabajo incansable de Diego Castro, intentó sorprender a Iker Casillas. Miguel De las Cuevas chutó la acción más brillante del escaso balance ofensivo.
El francés 'Lass' Diarra está tonteando con su futuro. Instalado en su rendimiento más bajo desde que llegó a Madrid, los aplausos que agradecían su lucha en el centro del campo se han convertido en reproches a sus limitaciones en los pases. El chileno Manuel Pellegrini le sustituyó en el descanso. Aporta poco comparado con José María Gutiérrez 'Guti'. Su entrada cambia la cara del equipo.
El toque de Guti, que hace jugar con más rapidez y claridad a sus compañeros, más el grado de intensidad que subió el Real Madrid, le bastó para remontar. Salió en busca del triunfo, con un testarazo del holandés Rafael van der Vaart que rozó el larguero, pero se encontró con el tanto en contra.
Un error defensivo, al tirar mal el fuero de juego, plantó solo a un ex madridista como David Barral ante Casillas (min.53) . Escorado, no dudó. Con la portería en su mente, no pensó en asistir y sí en soltar un potente disparo arriba, imparable para el capitán blanco. Estallaba de alegría una incansable afición, que arropó con sus cánticos de inicio a fin. Un ejemplo a seguir.
La alegría duró poco. En la siguiente acción, nada más sacar de centro, Cristiano provocó una falta. La chutó con su potencia habitual, Juan Pablo despejó como pudo, y el balón muerto lo envió a la red Van der Vaart. El control de balón, con las manos junto al cuerpo, pero ayudándose de ellas para acomodar el esférico desató las quejas de los jugadores del Sporting.
No se habían levantado del golpe, cuando dos minutos después, en plena avalancha blanca, Cristiano remataba un córner con un salto descomunal y Xabi Alonso, solo en el segundo palo, remachaba a la red el tanto que volteaba el marcador. Ciento veinte segundos cambiaban el rumbo. Con todo a favor, Juan Pablo evitó una derrota mayor.
El portero del Sporting se lució ante un disparo ajustado de Marcelo, ante otro en semi fallo del brasileño y un tiro lejano de Cristiano. El juego de ataque blanco dejó huecos en defensa. Rivera los leyó para asistir a Castro. Con todo a su favor chutó a las manos de Casillas.
Una nueva acción protestada por el Sporting sentenció el encuentro. De aspirar a empatar, en jugada de Castro derribado por Álvaro Arbeloa dentro del área, pasó a encajar a la contra el gol de Higuaín. Zurdazo ajustado para cerrar el marcador. El Real Madrid duerme líder tras jugar con fuego ante un Sporting que regresa orgulloso a casa.